Contra todo pronóstico y llegando como víctimas, las Chivas llegaron al Mundial de Clubes tras ganarle la final de la Concachampions al Toronto FC. Tras ello, se esperaba que el equipo más popular de México se reforzara para afrontar la competencia de la FIFA.
Con el pasar de los días, la directiva y el cuerpo técnico exhibieron un distanciamiento que terminó con la salida de Matías Almeida y el desmantelamiento del plantel con la salida de Rodolfo Cota, Oswaldo Alanís y principalmente Rodolfo Pizarro.
El segundo semestre del año para Chivas ha sido malo ya que no calificó a la Liguilla y con un plantel limitado tendrá que viajar a los EAU para disputar por primera vez en su historia el Mundial de Clubes.
En la competencia entre los campeones de cada confederación las Chivas tendrán que enfrentar al Kashima, monarca de Asia. Frente a ese rival el Guadalajara tiene su primera responsabilidad en este torneo: derrotarlo, ya que aunque el semestre fue malo; con todo y todo el fútbol y la liga mexicana siguen por encima del balompié japonés.
Si el cuadro tapatío no puede derrotar a su primer sinodal, el fracaso será completo; de hacerlo obtendrá el mejor premio del año, tener la oportunidad de jugar ante el Real Madrid en una competencia oficial.
Con Matías Almeida y ante el mal paso del cuadro merengue me atrevería a decir que el Rebaño Sagrado podría plantarle cara al 12 veces campeón de Europa. Sin embargo, si José Cardozo en la Liga MX echó el camión ante equipos como América o Puebla ¿qué podemos esperar si enfrentará al Madrid? Seguro que todo el equipo estará colgado del travesaño.
El resultado lógico sería que el Madrid derrote al cuadro mexicano y por consiguiente el Guadalajara afronte su segunda responsabilidad: emular a Necaxa, Pachuca y Monterrey como los clubes que han conseguido subirse al pódium en el tercer lugar.
Así que en conclusión, el objetivo para Chivas es ir al Mundial para obtener dos victorias: derrotar al Kashiwa y quedarse con el tercer lugar.
