Rugby

«El Che» Guevara: guerrillero amante del rugby

"Viejo, me gusta el rugby y aunque reviente voy a seguir jugando", decía el Che a su padre

Muchos conocemos la historia de Ernesto Guevara como revolucionario, pero ¿sabías que «El Che», se hizo de un nombre en Argentina en los inicios del rugby?

El argentino se desenvolvió en un ambiente familiar apasionado por los deportes. Era amante del golf, esgrima, patinaje, equitación, boxeo, futbol… pero ninguno pudo robarle el sueño tanto como el de los tackles.

Guevara llevó su pasión al medio impreso, pues fundó una revista llamada «Tackle«, en la que un par de amigos colaboraban con artículos firmados con un sobrenombre. Así Ernesto se apodó Chang-cho, más tarde Chancho, por su aspecto físico.

«No pretendemos que haya un campo de rugby en cada pueblo. Se podrían crear clubes cuya actividad principal fuera el rugby, así Argentina podría tener su sitio en la jerarquía internacional», escribió en uno de los 11 números del tercer medio de dicho país especializado en el deporte.

A pesar de que a los dos años se le diagnóstico asma, Ernestito, como lo llamaban en ese entonces, no permitió que esto fuera un impedimento para desempeñarse como rugbier. Y así, a los 17 años tuvo su primera oportunidad en San Isidro Club.

«Del rugby conservó su apego al espíritu de equipo, la disciplina y el respeto al adversario», confesó su papá en «Mi hijo ‘El Che'». Cuando cuando jugaba, siempre había un compañero corriendo a su lado con un inhalador.

Sus padres compartían la misma pasión, pero no su iniciativa por practicar dicho deporte, al considerarlo «agotador». Su progenitor formaba parte de SIC y logró que el presidente no le permitiera jugar más en el equipo.

Sin embargo, esto no lo frenó y probó suerte en un cuadro más pequeño Ypora Club, donde usaba casco por considerar sus orejas frágiles.

«La combatividad, la tenacidad, la voluntad, todas estas cualidades que poseen los hombres verdaderos estaban en él. El rugby le permitió desarrollarlas dándole más seguridad», mencionó Alberto Granado, uno de sus más fieles amigos.

La vida del Che tomó un rumbo diferente, pues a pesar de que se alejó de las canchas, usó los valores del rugby, para transformar su vida a la de un revolucionario.

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